Mi nombre es Jordi, y siempre he sido un soñador empedernido. Un día, mientras paseaba por el parque, mis ojos se posaron en una hermosa mujer sentada en un banco, absorta en la lectura de un libro. Su nombre era Gema, y en ese instante supe que había algo especial en ella.
Lleno de valentía, decidí acercarme y entablar una conversación con Gema. Pero me di cuenta de que necesitaba una excusa interesante para romper el hielo y captar su atención. Entonces, recordé haber leído un libro similar al que ella sostenía, y decidí utilizarlo como pretexto para iniciar la charla.
Con el corazón latiendo rápido y una sonrisa en el rostro, me acerqué a Gema y mencioné el título del libro que leía. Para mi sorpresa, mostró interés y se abrió a la conversación. Rápidamente descubrimos que teníamos mucho en común: compartíamos gustos literarios, aspiraciones de vida y un sentido del humor afín.
A partir de ese mágico encuentro, Gema y yo comenzamos a vernos con regularidad. Cada encuentro se convirtió en una oportunidad para explorar más profundamente nuestros intereses y sueños. Juntos, reíamos sin parar, compartíamos momentos íntimos y descubríamos nuevas facetas de nosotros mismos.
A medida que nuestra relación crecía, Gema y yo nos apoyábamos mutuamente en la consecución de nuestras metas y sueños. Compartíamos momentos de vulnerabilidad y nos brindábamos un constante apoyo emocional. No tardamos en darnos cuenta de que habíamos encontrado a nuestra persona especial, a esa compañera con la que queríamos pasar el resto de nuestras vidas.
Con el tiempo, supe en lo más profundo de mi corazón que Gema era el amor de mi vida. Y decidí dar un paso más. En un romántico paseo por la playa, bajo la luz de la luna, me arrodillé y le pedí a Gema que se casara conmigo. Con lágrimas de felicidad, ella aceptó emocionada.
Así, Gema y yo nos convertimos en marido y mujer, sellando nuestro amor en una hermosa ceremonia rodeada de familiares y amigos. Juntos, hemos construido una vida llena de aventuras, risas y amor incondicional. La increíble excusa que utilicé para acercarme a Gema resultó ser el punto de partida de nuestra historia de amor, una historia que perdurará para siempre en nuestros corazones.